La perspectiva de género implica reconocer que una cosa es la diferencia sexual y otra son las atribuciones, ideas, representaciones y prescripciones sociales que se construyen tomando como referencia a esa diferencia sexual.
Si bien la diferencia entre el macho y la hembra humanos es evidente, que las hembras se les adjudique mayor cercanía con la naturaleza (supuestamente por su función reproductora)es una idea, no una realidad.
El problema de asociar a las mujeres con lo “natural” y a los hombres con lo cultural es que cuando una mujer no quiere ser madre ni ocuparse de la casa, o cuando quiere ingresar al mundo público, se la tacha de “antinatural” porque “se quiere salir de la esfera natural”.
A nadie le parece raro que el hombre viva en el ámbito público. Sin asumir responsabilidades cotidianas en el ámbito doméstico.
El tabu se construye a partir de una realidad: la diferencia anatomía de hombres y mujeres, pero la valoración cultural es totalmente distinta. Y si comparamos a esas dos sociedades con otras, donde tejer canastas es asunto de habilidad, y lo pueden hacer hombres y mujeres, entonces tal vez podemos vislumbrar un mundo diferente, sin reglas rígidas de género.

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