Cuando el joven empieza a buscar pareja y trata de hacer una elección
El lento proceso de desarrollo del individuo, que se encuentra primeramente en una situación de dependencia y aprendizaje, llega a su término cuando este alcanza su identidad, adquiere la capacidad de vivir íntimamente con una persona del sexo opuesto y piensa en la formación de una familia.
En el mejor de los casos esta persona debió haber alcanzado la madurez física y cabe esperar que este bien integrado y emocionalmente maduro para utilizar las oportunidades que se presenten y aceptar responsabilidades correspondientes.
No se pueden establecer con exactitud cuando deben aparecer estos eventos en la vida del individuo, lo que si debería de haber alcanzado a estas alturas es cierto desarrollo ocupacional y/o profesional, estabilidad económica y lo más importante, independencia emocional de su familia de origen.
Desde la adolescencia se empieza la búsqueda de una pareja, pero en estos momentos, el o ella, se encuentran en una situación sumamente contradictoria, ya que por un lado sigue siendo aun dependiente de sus padres, tanto en lo económico como en lo emocional, pero por otro lado busca a toda costa hacer valer su independencia.
Se necesita de este primer paso para el ciclo vital de la futura familia vaya por buen camino. Este proceso no es nada fácil para ninguno de los integrantes de la pareja, primeros por el dolor y la nostalgia que provoca toda despedida, y segundo, por la incertidumbre que nos depara lo desconocido, y la falta de confianza en que la decisión respecto a la elección de una pareja haya sido correcta.
Muchos jóvenes eternizan sus noviazgos o no encuentran la estabilidad con ninguna persona, razón por la cual constantemente cambian de pareja. Hay algunos que se quedan adheridos a la familia para siempre.
El matrimonio cambia la relación que hasta el noviazgo, ha sido entre dos seres, a una más panorámica y compleja, al reunir oficialmente a dos familias, situación que indudablemente agrega una dificultad más a la joven pareja.
Es común que en el momento que se está dando esta separación respecto a la familia natal, los esposos creen grandes expectativas respecto al otro, y sin darse cuenta van adjudicando al compañero un sinfín de cualidades, muchas de ellas idealizadas, magnificadas.
Hay parejas jóvenes que fallan en su matrimonio, creyendo que no hubo entendimiento con el otro, cuando en realidad lo que sucede es que esto es resultado de que no logran resolver la previa y prolongada relación con los progenitores. Hay muchos padres que más de las veces y sin darse cuenta jalan al joven para que no se suelte de los lazos paternos.
Algunos hacen uso del chantaje, otros más no respetan los límites de la nueva familia y se entrometen, en muchas ocasiones con las mejores de las intenciones.
Cuando se logra superar esta etapa de desprendimiento, él y ella están en posibilidades de lograr pasar al verdadero encuentro.

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